¿Por qué soy Veterinaria?
Siempre ví en la figura de mi abuelo a mi héroe, cuando era pequeña y le acompañaba a cuidar de los animales de la granja, para mi era la mayor de las aventuras. Porque él era el que cuidaba de ellos, se preocupaba de su bienestar, detectaba sus dolencias y les ponía remedio. Era un trabajo que le gustaba y eso se nota y se transmite.
Estudié veterinaria en la complutense, y me especialicé en animales de compañía, desarrollando mi labor principalmente con perros y gatos, aunque tengo que confesar mi debilidad por los felinos.
Cuando tu paciente no habla, todo se complica, así que los veterinarios tenemos que mantener todos nuestros sentidos alerta. La comunicación con el dueño es fundamental, nos convertimos en investigadores, buscando pistas que nos lleven a orientar el diagnóstico (mas aún en estos tiempos en los que los recursos para hacer pruebas en algunos propietarios son escasos).
Uno de los objetivos es mantenernos al día en cuanto a tratamientos y diagnósticos, por lo que la formación es fundamental. La experiencia nos demuestra que cuanto más formados estemos, mejor atenderemos a nuestros pacientes. Esto implica realizar máster, leer artículos, asistir a congresos, charlas,…Y también preparar clases. Es una de las mejores maneras de aprender. El contacto con veterinarios de distintas especialidades es constante y eso nos enriquece enormemente, es un valor añadido importantísimo.
La mayor de las satisfacciones es realizar bien tu trabajo y que ello revierta en el bienestar de los animales que pasan por nuestro centro y por consiguiente en sus propietarios, ya que casi siempre son considerados un miembro mas de la familia.